


John Harvey Kellogg (
26 de febrero de
1852 en
Tyrone,
Nueva York -
14 de diciembre de
1943 en
Battle Creek,
Míchigan) fue un médico
estadounidense. Dirigió el sanatorio de Battle Creek en el que empleo métodos
holísticos, haciendo particular énfasis en la
nutrición, el
ejercicio físico y el uso terapéutico de
enemas.
Kellogg fue un firme partidario del
vegetarianismo, y es especialmente famoso por el
invento de los
cereales para el desayuno corn flakes.
El Dr. Kellogg nació en Tyrone, Nueva York, en 1852, hijo de John Preston Kellogg y Ann Janette Stanley. Hacia 1860,
la familia se había trasladado a Battle Creek, Míchigan, donde su padre
estableció una fábrica de escobas. Más tarde, John trabajó como
aprendiz de imprenta en una editorial de Battle Creek.
Kellogg fue a un colegio público en Battle Creek y posteriormente recibió clases, primero en la Michigan State Normal School (a partir de 1959 conocida como Eastern Michigan University) y finalmente en la Escuela Médica de la Universidad de Nueva York, en el hospital Bellevue. Se licenció como médico en 1875. El 22 de febrero de 1879
se casó en Nueva York con Ella Ervilla Eaton (1853-1920). Según el
propio Kellogg, el matrimonio nunca llegó a consumarse; en sus escritos
indica que se trata de abstinencia libremente elegida conforme a sus
principios. Como consecuencia de esto, la pareja vivió en casas
separadas. No tuvieron hijos biológicos, pero criaron a más de
cuarenta, adoptando legalmente a siete de ellos antes del fallecimiento
de Ella en 1920.
Entre los hijos adoptados se incluyen: Agnes Grace Kellogg; Elizabeth
Kellogg; John William Kellogg; Ivaline Maud Kellogg; Paul Alfred
Kellogg; Robert Moffatt Kellogg; y Newell Carey Kellogg.
Kellogg murió en 1943 y fue enterrado en el cementerio de Oak Hill, en Battle Creek.
Kellogg cobró fama mientras trabajaba en el Sanatorio de Battle Creek, que dirigía siguiendo los preceptos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Creían en los beneficios de la dieta vegetariana y del ejercicio.
Kellogg se aseguraba de que los intestinos de todos y cada uno de
sus pacientes fueran convenientemente irrigados con agua, tanto por
arriba como por abajo. Su artilugio predilecto era una máquina para
aplicar enemas (“como una que vi en Alemania”) que era capaz de
inyectar 15 galones
de agua (unos 57 litros) en los infortunados intestinos de un paciente
en cuestión de segundos. A la inserción de cada enema de agua, seguía
una pinta
(algo más de medio litro) de yogur; la mitad era ingerida de forma
normal, la otra mitad administrada por vía rectal “plantando de este
modo los microbios protectores en el sitio en el que son más necesarios
y pueden prestar un servicio más efectivo”. El yogur servía para
renovar la flora intestinal, dando lugar a lo que Kellogg aseguraba que
era un intestino “relimpio”.
En los casos en que sus tratamientos no surtían el efecto deseado,
Kellogg le echaba la culpa a la masturbación secreta del paciente.
Kellogg creía que la mayoría de las enfermedades podían ser
mitigadas mediante un cambio en la flora intestinal: las bacterias de
los intestinos podían o bien favorecer, o bien obstaculizar el
funcionamiento del cuerpo. Las bacterias “malas” producen toxinas que
envenenan la sangre durante la digestión de las proteínas. Una dieta
pobre favorece la aparición de bacterias dañinas que pueden infectar
otros tejidos del cuerpo. La dieta de cada individuo altera la flora
intestinal; si se sigue una dieta vegetariana equilibrada rica en
alimentos laxantes, con mucha fibra y bajos en proteínas, dicha
alteración será para mejor. Este cambio en la flora se puede acelerar
mediante enemas que contengan bacterias beneficiosas, o siguiendo
regímenes de comidas específicas diseñados para sanar una determinada
dolencia.
En su sanatorio también se emplearon curas basadas en baños de agua fría con radio o en el uso de una silla vibratoria de su invención.
Kellogg estaba en contra del uso de la cirugía para curar enfermedades, tanto intestinales como de otros tipos.
Junto a su hermano,
Will Keith Kellogg, fundó hacia
1897 la compañía
Sanitas Food Company
para producir cereales integrales. Por aquel entonces, el desayuno
tradicional de la gente pudiente constaba de huevos y carne. Los pobres
comían avena cocida, gachas y otros cereales hervidos. John y Will
terminaron discutiendo sobre si debían o no añadir azúcar a los
cereales, por lo que en
1906 Will creó su propia compañía, la
Battle Creek Toasted Corn Flake Company, que al final se convertiría en la
Kellogg’s. Los hermanos no volvieron a hablarse jamás. John formó entonces la
Battle Creek Food Company
para fabricar y vender productos derivados de la soja. John no inventó
el concepto del cereal deshidratado para el desayuno. Tal honor lo
merece el Dr. James Celeb Jackson, que creó dichos cereales en
1863 y los llamó
Granula.
Un paciente de John, Charles William Post, fundó también su propia
compañía de cereales, que se convirtió en una marca rival de los corn
flakes.
Kellogg fue un entusiasta activista contra la masturbación, llegando a recomendar métodos bastante extremos. En su obra Tratamiento contra el auto-abuso y sus efectos escribió:
El remedio contra la masturbación que resulta casi infalible en niños pequeños es la circuncisión.
La operación debe ser llevada a cabo por un cirujano sin administrar
anestesia alguna, pues el breve instante de dolor durante la operación
tendrá un efecto saludable en la mente del individuo, tanto más si se
asocia con la idea de castigo. En las mujeres, el autor ha descubierto
que la aplicación de fenol puro en el clítoris supone un método excelente de calmar una excitación anormal.
Convencido de que el onanismo se trataba de un pecado sensual de la
carne, una forma de auto-abuso y un hábito obsesivo común en
adolescentes varones y otras personas, Kellogg abogaba firmemente por
dejar al descubierto el glande, muy sensible y sujeto a roces durante
la masturbación. Además, la eliminación del prepucio reduciría en el
sujeto los placeres sensoriales derivados del hábito masturbatorio.
Reduciendo el placer sensorial, se conseguiría también reducir la
rebeldía de los jóvenes ante las normas del Adventismo. También aseguró
que la masturbación era la principal causante del
acné, entre otras muchas cosas, incluyendo la atrofia de los testículos.